jueves, 27 de febrero de 2025

Los Hospitales: ¿Son los Hospitales "Autogestionados" un Modelo de Atención y Calidad?

Por Gregorio Moya E.

Los hospitales públicos tradicionales cuentan con el mayor número de camas y personal médico, ofreciendo una amplia gama de servicios médicos. Generalmente, disponen de más recursos para la investigación y la educación. En cambio, los hospitales de autogestión suelen tener menos camas y personal médico.

En cuanto a la eficiencia presupuestaria, al considerar los recursos económicos asignados por el Servicio Nacional de Salud (SNS) y los recursos ejecutados por los hospitales, los datos de la imagen copiada a continuación indican que los hospitales de autogestión recibieron mayores recursos económicos que los hospitales de gestión tradicional. No obstante, los datos revelan una variedad de tendencias en la asignación y ejecución presupuestaria entre los hospitales.

Lebrón y Alcántara (2024) demuestran, con evidencia, que la calidad ofrecida en los hospitales de autogestión no es significativamente superior a la de los hospitales de gestión tradicional. Al analizar el porcentaje de objeciones por glosas médicas, no se observan diferencias importantes, excepto entre los hospitales Dr. Marcelino Vélez Santana y Dr. Francisco Moscoso Puello.


Las glosas señalan discrepancias y prácticas ineficientes, y buscan asegurar el cumplimiento de normativas, protocolos y guías clínicas, que son determinantes para una atención de calidad en salud. Por lo tanto, la calidad de la atención clínica, medida a través de las objeciones realizadas por auditoría médica, no indica que los hospitales de autogestión representen un modelo superior en este aspecto.

Los datos de producción tampoco sugieren que los hospitales autogestionados sean más productivos. De hecho, podría ser lo contrario. Si definimos la productividad como la relación entre la cantidad de productos y resultados obtenidos por un sistema productivo de bienes o servicios y los recursos utilizados para obtener dicha producción y resultados, no se puede afirmar que un modelo sea superior al otro.

Es importante destacar que los hospitales autogestionados muestran una menor tasa de mortalidad hospitalaria en comparación con los hospitales tradicionales, lo cual es un indicador relevante de los servicios de salud. Sin embargo, este dato es insuficiente si no se valora, como señalan los investigadores, "la producción de la emergencia de cada hospital y las razones asociadas a la mortalidad en relación con la cantidad de pacientes que acuden por emergencias y urgencias". De hecho, los ingresos por emergencia son mayores en los hospitales tradicionales, a excepción de las maternidades, como se observa en los datos de la investigación de los años 2022 y 2023 de la imagen que tomamos de la investigación.

En cuanto a la producción de conocimiento, medida por la cantidad de nuevos especialistas, los hospitales tradicionales, a menudo vinculados a universidades, son los principales formadores de los especialistas que el país necesita. Los hospitales de autogestión contribuyen menos en este aspecto, ya que la formación de recursos humanos especializados no parece ser una de sus prioridades. Además, la formación de grado y las rotaciones clínico-quirúrgicas de médicos y enfermeras se realizan con mayor frecuencia en los hospitales tradicionales. En resumen, el aporte de los hospitales tradicionales en la producción de conocimiento es mayor.

Entre las conclusiones del estudio, se destacan las siguientes:

No existe una verdadera "autogestión" en los hospitales analizados, ya que estas instituciones reciben del SNS importantes recursos económicos, tecnológicos y talento humano para su funcionamiento.

Los hospitales de gestión tradicional reciben subvenciones económicas históricas y sumas limitadas para sus operaciones.

Considerando la inversión en nómina pagada por el SNS, el hospital y otras inversiones, un servicio hospitalario en un hospital tradicional puede ser entre 5 y 20 veces menos costoso que en un hospital de autogestión. Esta diferencia se evidencia en la disparidad entre los ingresos de los hospitales tradicionales y los de autogestión, como se aprecia en el estudio. Los fondos aportados por el fisco son determinantes para el equipamiento, los medicamentos e insumos, y las condiciones de infraestructura. Los hospitales de autogestión muestran una mejor situación en la contratación de recursos humanos, reflejada en su nómina.

El estudio de Lebrón y Alcántara (2024) presenta un análisis detallado de los pros y los contras de ambos modelos. Los hospitales autogestionados muestran una mayor autonomía en la gestión financiera y de personal, así como una mayor eficiencia, mientras que los hospitales tradicionales son menos costosos para el Estado, y podrían ser desde ese punto de vista más productivos.

Este exhaustivo trabajo de Lebrón y Lara debería ser conocido y discutido en el sector público de salud. Sus hallazgos deben integrarse en la formación de gestión de servicios de salud, salud pública y otras disciplinas relacionadas con la salud colectiva. A pesar de la división entre salud colectiva y salud individual impuesta en el pensamiento, la práctica y las políticas de salud en el país, los hospitales son una parte fundamental de la respuesta organizada a los problemas de salud, y su funcionamiento debe ser comprendido en el marco de una política de salud integral e integrada.

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