Se estima que más de 2.8 millones de dominicanos
viven en el exterior, representando alrededor del 20% de la población total de
República Dominicana, según el Ministerio de Relaciones Exteriores. En 2021,
aproximadamente el 27% de los turistas que ingresaron a República Dominicana
fueron dominicanos residentes en el extranjero, lo que equivale a 1,339,092
viajeros¹.
A esos dominicanos el gobierno cobró 10 dólares por
entrar a su país como si fueran extranjeros. En vez de eliminar esta iniquidad,
la disposición gubernamental es solicitar la devolución a través de la
burocracia con toda la ineficiencia que se le conoce. Ese cobro se mantiene y
no ha habido forma en que las autoridades atiendan los reclamos de nuestros
connacionales que viven en el exterior. Adicional a esa substracción que sufren
los dominicanos, estos contribuyen significativamente con las remesas.
En efecto, en República Dominicana las remesas
representaron un 8.7% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2024. Este flujo de
dinero, enviado por la diáspora dominicana, desempeña un papel fundamental en la
economía nacional. De hecho, las remesas constituyen la tercera fuente de
divisas del país, solo superadas por las exportaciones y el turismo. Según el
MEPYD, este aporte contribuye de manera significativa a la reducción de la
pobreza.
El Banco Central de la República Dominicana (BCRD)
informa que las remesas recibidas durante marzo de 2025 sumaron US$1,110.3
millones. Las remesas alcanzaron la suma de US$2,962.8 millones en el primer
trimestre de 2025, aumentando 12.4 % interanual. Estos recursos enviados por la
diáspora dominicana en el exterior son importantes para el desarrollo, ya que
generan un efecto multiplicador en el consumo, la inversión y el financiamiento
de los sectores más vulnerables del país².
Además, las remesas superan más del doble del
presupuesto destinado a la educación y cuadruplican la inversión pública en
salud. Sin embargo, a pesar de su relevancia, el dominicano o dominicana que
regresa al país no recibe ninguna protección en salud, salvo la que, de manera
deficiente, ofrece la red pública. Esto representa una injusticia: quienes
aportan una tercera parte de los ingresos nacionales y sostienen a sus familias
y al país desde el exterior, regresan sin ningún respaldo social.
Hay que destacar que las remesas de los dominicanos
y dominicanas, sean estos documentados o indocumentados, es una fuente
consistente, continua y creciente de divisas para el país, que no ha sido
afectada por pandemias y las campañas de persecución xenófoba y racial como la
que se llega en el gobierno de Trump. Reconocimiento, agradecimiento y solidaridad
merecen los dominicanos en el exterior, que como todos los migrantes del mundo,
como los de Haití, van a buscar bienestar no solo para sí, sino que en sus
aspiraciones incluyen sus familias y países.
Pero pese a los aportes de los dominicanos y
dominicanas en el exterior al país, ellos no tienen ninguna protección o
respaldo de las políticas de protección social.
Esta desprotección en materia de seguridad social
para los dominicanos en el extranjero contradice los principios de
universalidad y equidad consagrados en las leyes 42-01 y 87-01, que rigen el
Sistema Dominicano de Seguridad Social³. Muchos dominicanos y dominicanas que
vivieron años fuera, contribuyendo al desarrollo nacional, regresan al país en
la vejez o con alguna discapacidad, sin haber acumulado recursos ni una pensión
en el país donde trabajaron, y sin ningún tipo de apoyo social.
Tras la crisis económica mundial de 2008, numerosos
nacionales que residían en España regresaron al país, muchos de ellos en edad
avanzada, con enfermedades crónicas o discapacidades, enfrentando situaciones
extremadamente difíciles. Algunos, incluso, han sido víctimas de un sistema
que, en vez de protegerlos, los deja vulnerables y desamparados.
Por ello, la propuesta de un seguro nacional de
salud debe contemplar, por derecho, solidaridad y justicia, la protección de
los dominicanos y dominicanas en el exterior. Este reconocimiento es un acto de
gratitud a sus aportes y a su amor incondicional por el país.
Referencias:
