Por Gregorio Moya E.
Los hospitales
públicos tradicionales cuentan con el mayor número de camas y personal médico,
ofreciendo una amplia gama de servicios médicos. Generalmente, disponen de más
recursos para la investigación y la educación. En cambio, los hospitales de
autogestión suelen tener menos camas y personal médico.
En cuanto a la
eficiencia presupuestaria, al considerar los recursos económicos asignados por
el Servicio Nacional de Salud (SNS) y los recursos ejecutados por los hospitales,
los datos de la imagen copiada a continuación indican que los hospitales de
autogestión recibieron mayores recursos económicos que los hospitales de
gestión tradicional. No obstante, los datos revelan una variedad de tendencias
en la asignación y ejecución presupuestaria entre los hospitales.
Lebrón y Alcántara (2024) demuestran, con evidencia, que la calidad ofrecida en los hospitales de autogestión no es significativamente superior a la de los hospitales de gestión tradicional. Al analizar el porcentaje de objeciones por glosas médicas, no se observan diferencias importantes, excepto entre los hospitales Dr. Marcelino Vélez Santana y Dr. Francisco Moscoso Puello.
Las glosas señalan discrepancias y prácticas ineficientes, y buscan asegurar el cumplimiento de normativas, protocolos y guías clínicas, que son determinantes para una atención de calidad en salud. Por lo tanto, la calidad de la atención clínica, medida a través de las objeciones realizadas por auditoría médica, no indica que los hospitales de autogestión representen un modelo superior en este aspecto.
Los datos de
producción tampoco sugieren que los hospitales autogestionados sean más
productivos. De hecho, podría ser lo contrario. Si definimos la productividad
como la relación entre la cantidad de productos y resultados obtenidos por un
sistema productivo de bienes o servicios y los recursos utilizados para obtener
dicha producción y resultados, no se puede afirmar que un modelo sea superior
al otro.
Es importante
destacar que los hospitales autogestionados muestran una menor tasa de
mortalidad hospitalaria en comparación con los hospitales tradicionales, lo
cual es un indicador relevante de los servicios de salud. Sin embargo, este
dato es insuficiente si no se valora, como señalan los investigadores, "la
producción de la emergencia de cada hospital y las razones asociadas a la
mortalidad en relación con la cantidad de pacientes que acuden por emergencias
y urgencias". De hecho, los ingresos por emergencia son mayores en los
hospitales tradicionales, a excepción de las maternidades, como se observa en
los datos de la investigación de los años 2022 y 2023 de la imagen que tomamos
de la investigación.
En cuanto a la
producción de conocimiento, medida por la cantidad de nuevos especialistas, los
hospitales tradicionales, a menudo vinculados a universidades, son los
principales formadores de los especialistas que el país necesita. Los
hospitales de autogestión contribuyen menos en este aspecto, ya que la
formación de recursos humanos especializados no parece ser una de sus
prioridades. Además, la formación de grado y las rotaciones clínico-quirúrgicas
de médicos y enfermeras se realizan con mayor frecuencia en los hospitales
tradicionales. En resumen, el aporte de los hospitales tradicionales en la
producción de conocimiento es mayor.
Entre las
conclusiones del estudio, se destacan las siguientes:
No existe una
verdadera "autogestión" en los hospitales analizados, ya que estas
instituciones reciben del SNS importantes recursos económicos, tecnológicos y
talento humano para su funcionamiento.
Los hospitales
de gestión tradicional reciben subvenciones económicas históricas y sumas
limitadas para sus operaciones.
Considerando
la inversión en nómina pagada por el SNS, el hospital y otras inversiones, un
servicio hospitalario en un hospital tradicional puede ser entre 5 y 20 veces
menos costoso que en un hospital de autogestión. Esta diferencia se evidencia
en la disparidad entre los ingresos de los hospitales tradicionales y los de
autogestión, como se aprecia en el estudio. Los fondos aportados por el fisco
son determinantes para el equipamiento, los medicamentos e insumos, y las
condiciones de infraestructura. Los hospitales de autogestión muestran una
mejor situación en la contratación de recursos humanos, reflejada en su nómina.
El estudio de
Lebrón y Alcántara (2024) presenta un análisis detallado de los pros y los
contras de ambos modelos. Los hospitales autogestionados muestran una mayor
autonomía en la gestión financiera y de personal, así como una mayor
eficiencia, mientras que los hospitales tradicionales son menos costosos para
el Estado, y podrían ser desde ese punto de vista más productivos.
Este
exhaustivo trabajo de Lebrón y Lara debería ser conocido y discutido en el
sector público de salud. Sus hallazgos deben integrarse en la formación de
gestión de servicios de salud, salud pública y otras disciplinas relacionadas
con la salud colectiva. A pesar de la división entre salud colectiva y salud
individual impuesta en el pensamiento, la práctica y las políticas de salud en
el país, los hospitales son una parte fundamental de la respuesta organizada a
los problemas de salud, y su funcionamiento debe ser comprendido en el marco de
una política de salud integral e integrada.



