Por Gregorio Moya E.
La salida de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es un tema que invita a la reflexión sobre los mecanismos político-institucionales que afectan a las naciones, especialmente desde una perspectiva del multilateralismo, el sur global y de la izquierda. Según Alicia Stolkiner, la OMS tuvo una presencia significativa en la salud mundial desde la Segunda Guerra Mundial hasta la década de 1980, pero su rol hegemónico ha sido reemplazado por instituciones como el Banco Mundial desde finales de los años 80[1].
El Banco Mundial y el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID) han adquirido un papel crucial en América
Latina, donde su asistencia financiera a menudo eclipsa la asistencia técnica.
Stolkiner también menciona otros actores internacionales, como grandes
laboratorios y empresas de electromedicina, que contribuyen a esta dinámica[2].
La creciente influencia de organismos financieros en el sector salud se debe a
una alianza entre el capital farmacéutico y financiero, creando monopolios que
aumentan el poder del capital sobre los Estados[3].
La Asociación Latinoamericana de Medicina Social (ALAMES) destaca que el sector salud se ha convertido en uno de los más rentables en la economía global. Este fenómeno está relacionado con la financiarización de la vida, donde la salud se convierte en una mercancía, afectando tanto el desarrollo tecnológico como la producción de medicamentos[4]. En este contexto, se observa un ciclo continuo de medicina y enfermedad que prioriza la ganancia en un mundo capitalista en crisis[5].
La decisión de Trump de retirar a
Estados Unidos de la OMS se inscribe dentro de un "nuevo orden
mundial", según Edmundo Granda, caracterizado por una competencia entre
bloques geopolíticos y un enfoque proteccionista que busca hacer a Estados
Unidos "grande nuevamente" frente a potencias emergentes como China y
el bloque BRICS[6]. Esta retirada no solo representa un golpe financiero para
la OMS, que perderá su principal financiador, sino que también debilitará las
defensas globales contra pandemias y enfermedades[7][8].
La OMS ha lamentado esta
decisión, subrayando su papel crucial en la protección de la salud mundial y
expresando su deseo de mantener un diálogo constructivo con Estados Unidos[9].
En lugar de mejorar los mecanismos de participación en la OMS, la
administración Trump parece optar por desmantelar este organismo, lo que
plantea serias preocupaciones sobre el futuro del multilateralismo y la
cooperación internacional en salud[10].
Con esto, los EEUU y la administración de Trump, da una muestra de dominación geopolítica y del nivel de control que el actor central ejerce sobre el periférico[12]. Estamos frente a un golpe mortal al multilateralismo, en uno de sus flancos más vulnerables.
Estamos asistiendo a la bancarrota del sistema internacional creado tras la segunda guerra mundial, en momentos que la salud no es sólo considerada como un activo mundial, sino que además, es un espacio de relaciones entre los pueblos y las naciones para afrontar retos propios de un mundo que es hoy día más pequeño e interconectado.
La pandemia de Covid 19 es una
muestra de los retos a los que el mundo está expuesto, retos que no pueden ser enfrentados
por ningún país en solitario, aunque sea el más poderoso sobre la tierra. Por
ello es necesario en esta coyuntura, donde EEUU desde una postura derechista,
que persiste en la doctrina del gran garrote retomar el multilateralismo, la
solidaridad y cooperación internacional.
Si bien la OMS no ha estado a la
altura de los acontecimientos mundiales como mostró la pandemia de Covid 19, no
hay dudas que se necesita de este organismo o uno similar, que acerque las
naciones, que permita la cooperación en la ciencia y la gestión de la sanidad
con mecanismos de cooperación que procuren un acceso equitativo a los recursos
sanitarios para todos los países, porque un enfoque de salud global obliga a
ello.
Urge rechazar el chovinismo del
trumpismo, que viene fortalecido con la arrogancia del destino manifiesto, justificó
su expansión territorial y su intervención en otros países. Este concepto se
basa en la creencia de que los estadounidenses estaban predestinados por Dios a
expandir su territorio y propagar sus supuestos valores democráticos y de
libertad.
Por la solidaridad y cooperación entre
las naciones y los pueblos. El mundo es la casa común, y los seres humanos
somos una raza.
Notas:
[1] https://www.expansion.com/directivos/estilo-vida/salud/2025/01/21/678f6a54e5fdeac3738b459f.html
[3] https://abc7.com/post/que-podria-ocurrir-si-trump-cumple-promesa-de-retirar-eeuu-de-la-oms/15822781/
[6] https://eusal.es/eusal/catalog/download/978-84-9012-929-6/4784/2558-1?inline=1
[8] https://www.teseopress.com/imperialismoinformalmilitarizado/chapter/la-dominacion-geopolitica/
[10] https://repositorio-digital.cide.edu/handle/11651/1065
[11] https://www.swissinfo.ch/spa/la-oms-deplora-la-decisi%C3%B3n-de-eeuu-de-retirarse/88758990
[12] https://www.teseopress.com/imperialismoinformalmilitarizado/chapter/la-dominacion-geopolitica/

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