domingo, 18 de mayo de 2025

Plaza de la Salud no da servicios, factura


Por Gregorio Moya E.

La Plaza de la Salud, un conjunto de hospitales construidos con dinero público, no es un hospital público. Es una plaza donde la mercancía es la salud; por eso, parodiando a Shakira, la Plaza de la Salud no da servicios de salud, factura.


Esta afirmación la hacemos a raíz de la noticia de que el Hospital General de la Plaza de la Salud presentó la mañana del sábado 17 de mayo una interrupción en el registro y seguimiento de facturas, lo que afectó las operaciones del Centro de Imágenes Diagnósticas y obligó al personal a notificar a los pacientes la suspensión de la facturación y demás procesos administrativos.

Sin embargo, lo que realmente se afectó no fueron las operaciones médicas del Centro de Imágenes Diagnósticas, sino la facturación. Como resultado, los servicios fueron detenidos, porque la razón de ser de la Plaza de la Salud, como cualquier plaza comercial, es facturar, comerciar y obtener el dinero de los pacientes, que ahora son considerados clientes.

La prensa informa que los pacientes estuvieron esperando más de cuatro horas, incluidos adultos mayores y niños, muchos de ellos en ayunas, para poder realizarse estudios médicos. ¡Qué abuso!

Sorprendería leer o escuchar un editorial o comentario crítico de la gran prensa o de los analistas que opinan con fuerza, pero sin tocar el negocio en el que han convertido la medicina; una medicina en la que no duele el sufrimiento ajeno, en la que no se buscan alternativas para atender a los más necesitados. Ni siquiera pensaron en darles un “fiao”, un crédito, a esos pobres de solemnidad.

La crónica del Listín Diario en su versión digital recoge el siguiente testimonio de una paciente:

“Yo tengo indicios de un posible cáncer de mama y llegué temprano para hacerme unos estudios en ayunas. No sé cómo no me he desmayado esperando. Tengo 60 años, ya no estoy como una muchachita”.

Ante las quejas y el hecho de que los pacientes comenzaron a marcharse, el personal recomendó a algunos ingerir alimentos y volver en aproximadamente seis horas, una vez que el cuerpo estuviera nuevamente en condiciones de ayuno. A los pacientes diabéticos se les sugirió reprogramar sus citas. Como puede verse, la prioridad no es el paciente, sino la facturación.


Según la propia web de lo que la gente conoce como Plaza de la Salud, “sus instalaciones y equipos fueron financiados con fondos del Estado Dominicano”. Además, “previo a la inauguración oficial de la obra, el 10 de agosto de 1996, el Poder Ejecutivo emitió dos decretos: el primero, creando el Patronato para la administración del Centro de Diagnóstico, Medicina Avanzada y Telemedicina (CEDIMAT), y el segundo, para regir el Hospital General de la Plaza de la Salud”. Ambos patronatos están compuestos por miembros exoficio del sector oficial, profesionales de la medicina, educadores, empresarios y religiosos.

Este centro categoriza a los pacientes y puede otorgarles un descuento, en orden descendente, de hasta un 40% de la tarifa tope establecida para consultas, pruebas, procedimientos y asistencia tanto a pacientes internados como ambulatorios. Una categoría especial se asigna al paciente probadamente indigente, quien queda exonerado de todo pago. Para el patronato que dirige el Hospital General Plaza de la Salud, este es el criterio de solidaridad y equidad en la administración de una obra construida con dinero de la misma gente que acude allí, y que ellos categorizan según criterios de mercado. Por eso la gente se opone a los patronatos que sustituyen la función pública de dirección hospitalaria, sacrificando a la población para mantener niveles de facturación, lo cual es presentado como un indicador de calidad que se antepone a la atención.

Por ello, la reforma de la salud debe partir de un enfoque de derecho, del carácter sagrado de la salud de la población y responder a sus necesidades, como dice la visión de la Plaza de la Salud. No puede ser el dinero y la facturación lo que prime en el funcionamiento de un hospital.

La inversión pública en la Plaza de la Salud se ha mantenido a lo largo del tiempo, utilizándose estos recursos para el pago de sueldos. Es decir, el Estado financió la infraestructura y los equipos, y paga los sueldos del personal, siendo la inversión en 2014 de RD$317,453,158. También aporta el Estado en suministros, medicamentos y factura eléctrica. Estos datos fueron tomados de la auditoría fechada el 15 de diciembre de 2015 a la Plaza de la Salud.


La inversión pública tiene como destino principal la satisfacción de las necesidades de la gente, del pueblo, de manera que impedir el acceso a la población por un problema de facturación va en contra de satisfacer dichas necesidades. Cualquier destino que no sea ese es una forma de defraudación del propósito de la inversión pública.

Esta situación presentada en la Plaza de la Salud, en la que por un problema técnico de facturación se les niega la atención a los pacientes, incluso ya citados y en ayunas, constituye una falta grave para una entidad financiada por el Estado dominicano.

Un ejemplo de falta de cobertura: se entiende por cobertura sanitaria universal que todas las personas tengan acceso al conjunto de servicios de salud de calidad que necesiten en el momento y el lugar adecuados, y sin sufrir dificultades económicas por ello. El hecho de que no se les hayan proporcionado los servicios en la Plaza de la Salud en el momento en que fueron citados constituye una falta de cobertura, a lo que hay que agregar las dificultades financieras que sufren los más pobres, quienes deben pagar no menos del 40% del costo estimado de los servicios prestados.


1 comentario:

  1. Es increíble como un servicio que debe ser prioritario, como el de salud (amén del juramento hipocrático de los médicos) ha llegado a tal extremo de priorizar el caudal en lugar de la salud, lo que significa que perdió su razón de ser, si es que una vez la tuvo.

    ResponderEliminar