Por Gregorio Moya E.
La Organización Mundial de la
Salud (OMS), en el Informe sobre la salud en el mundo 2010, estableció que “Los
sistemas que exigen pagos directos en el momento en que las personas necesitan
asistencia (incluyendo las cuotas de usuario y los pagos por medicamentos)
impiden a millones de individuos acceder a los servicios y provocan
dificultades económicas, incluso empobrecimiento, a otros tantos millones”.
El gobierno dominicano eliminó en
la gestión 2012-2016 el pago de cuotas de recuperación en los hospitales públicos
considerando que reducían el acceso a uso de los servicios de la población. No
obstante, se mantiene el modelo de hospitales autogestionarios, los cuales se
basan en que los hospitales son empresas que pueden generar sus fondos o una
parte importante de ellos a partir de establecer sistemas de pago a los
usuarios, mediante la evaluación económica previa.
Los hospitales autogestionarios
son parte de la oferta de salud pública, construidos, equipados y con
presupuesto público, pero con una gestión privatizadora, en la que estos
compiten entre sí y con los hospitales públicos, en la lógica eufemística de
los llamados cuasi mercados en salud, que en “relación con los prestadores
públicos, buscan introducir competencia en el ámbito público mediante la
separación de funciones” (Sojo, 2001). En nuestro país se estableció un sistema
de universal y solidario como en Colombia, con competencia de mercado, lo cual
es un contrasentido.
De manera que, la variable
financiera pasa a jugar un papel fundamental en la gestión de los servicios
hospitalarios. De ahí que, la preocupación por servicios de calidad en salud,
eficacia de las atenciones va dejando un espacio mayor a los ingresos
financieros. Por ello, estos centros de atención, prefieren atender a la
población que puede pagar.
Los hospitales autogestionarios
prefieren a los usuarios con seguros porque los mismos aseguran un retorno
financiero, al igual que las personas que por sus ingresos pueden realizar
pagos directos.
Y es que siempre los usuarios de
los hospitales autogestionarios deben realizar pagos directos. Esta es una ley,
que la gente pague como sea.
Es por ello que este modelo de
hospitales autogestionarios constituye una barrera de acceso y uso de los
servicios de atención en salud para los más pobres. La lucha por un sistema de
salud eminentemente público se pone sobre el tapete, porque las promesas
neoliberales de que el mercado como ordenador eficiente superaba lo público ha
quedado evidenciado en sus incoherencias internas y en su desempeño y
resultados, para utilizar conceptos muy caros para el propio enfoque
neoliberal.
Porque como dice la OMS en su
informe de 2010, a nivel mundial, estamos muy lejos de lograr la cobertura
sanitaria universal. En República Dominicana esta es una verdad al canto, la
cobertura es muy limitada e inequitativa, y el modelo de hospitales
autogestionarios es un factor que profundiza la brecha de atención que sufre la
población.