miércoles, 9 de agosto de 2017

JAIME BREILH: “No hay enfermedades de la pobreza. Hay enfermedades de la riqueza con desigualdad” Por Renata Padín*

Tomado de Página 12
Agosto 9 de 2017
“No hay enfermedades de la pobreza. Hay enfermedades de la riqueza con desigualdad. Es necesario cambiar el punto de vista, porque si no aparecen los pobres como responsables de las enfermedades. Lo que el modelo de salud pública dominante llama ‘enfermedades de la pobreza’ debería llamarse ‘enfermedades generadas por un sistema social que necesita de la desigualdad’.”
El doctor Jaime Breilh es un teórico reconocido como uno de los mayores impulsores, desde la década de los 70, de una nueva visión de la epidemiología crítica –rama fundamental de la nueva salud pública– y promotor de la aplicación sistemática de la categoría “determinación social de la salud”. Sus obras circulan en tres idiomas y varias de ellas están reconocidas como clásicos de la literatura científica en salud de América Latina. Establece cuestionamientos esenciales al modelo de investigación convencional (positivista) ligado al funcionalismo y abre caminos innovadores para la metodología científica. Estudiosos de la salud pública y epistemólogos lo han catalogado como uno de los cuatro teóricos sobresalientes de América Latina en el campo de la Epidemiología junto a Asa Cristina Laurell, Naomar Almeida y Cecilia Donnangelo. La Organización Panamericana de la Salud ha incorporado su obra Epidemiología Crítica a su programa de textos.
–Usted habla de epidemiología crítica, de medicina social y de salud colectiva. ¿Podemos desarrollar un poco estos conceptos?
–Son nombres distintos para un proyecto que fue cambiando con el tiempo, pero que básicamente se opone al concepto de salud pública imperante. La medicina social está en el camino de Ramón Carrillo, de Salvador Allende… Como ministro de Salud, Allende publicó La realidad médico-social chilena, obra sobre la salud pública con énfasis en la medicina social, en la que se señalaba claramente que el principal condicionante del nivel de salud de una población es su nivel socioeconómico. La medicina social busca entender cómo las condiciones sociales y económicas impactan en la salud, así como su importancia en la medicina. Y también fomentar las condiciones en las cuales la comprensión pueda conducir a una sociedad más sana. Ahora hablamos de salud colectiva, entendiendo salud como el articulador de las características personales con los condicionamientos sociales.
–Ajá, por eso es importante hablar de enfermedades de la riqueza con desigualdad si hablamos de diarrea infantil, mal de Chagas…
–Es que la salud pública tradicional no mira el contexto social. Por ejemplo, las poblaciones infantiles en América latina están sometidas a productos químicos desde la vida intrauterina. Hay innumerables obras, estudios, trabajos científicos sobre este tema. Basta recordar a Andrés Carrasco…
–Con su lucha contra el glifosato y los problemas que eso le acarreó…
–Bien. Ahora veamos las diferencias entre los enfoques de la salud de los que hablábamos al comienzo. La salud pública tradicional descubre que hay muchísimos chicos anémicos en América latina, y los trata con suplementos de hierro. La salud colectiva, además de tratar la anemia, llama a suspender las fumigaciones, busca cortar la causa.
–De ahí su referencia a Carrasco… 
–Pero el modelo imperante, el farmacobiológico, es muy poderoso. No estudia los problemas de salud como una totalidad sino que lo divide todo, y para cada porción tiene un medicamento.
–Es un negocio que cierra bien redondito… Las fumigaciones favorecen su renta y aumentan las ventas de medicamentos.
–Y así es como las matrices de poder determinan las potencialidades de defensa y los problemas. La agricultura se torna entonces una economía de la muerte por destrucción ecológica. Los recursos naturales se toman sólo como recursos para hacer negocios. Muchas de las actividades económicas actuales, como la minería extractivista, la agroindustria con transgénicos, están ligadas a grandes intereses. Y todo se reduce a una cuestión de ganancias, no hay un enfoque ecológico.
–Y volvemos a las verdaderas causas de las enfermedades…
–Sí. Hay que cambiar el objeto de la salud. Se debe trabajar sobre el proceso de enfermedad, cómo y por qué se enferman las personas.  Voy a darle un ejemplo claro. Una cosa es estudiar el dengue y cómo combatirlo. Y otra muy distinta es entenderlo en relación con los sistemas de producción que hacen que prolifere el vector. Los determinantes sociales de la salud son las condiciones sociales y económicas que influyen en las diferencias individuales y colectivas en el estado de salud. Son los riesgos asociados a las condiciones de vida y de trabajo –por ejemplo, la distribución de ingresos, bienestar, poder–, más que factores individuales –como sería el estilo de vida individual o la herencia genética–, que aumentan la vulnerabilidad hacia las enfermedades.
–Entonces esa imagen bucólica del campo como un lugar sano, con la naturaleza en su esplendor…
–Ya no. Ya hablamos de la agricultura de la muerte. Se produce lo que llamamos hoguera tóxica, que es desencadenar los efectos deletéreos del calentamiento global en zonas cada  vez más chicas. Con el uso de agrotóxicos, se destruye la naturaleza.
–¿Y qué justifica esa destrucción? ¿Sólo el afán de riqueza?
–Sí. La biodiversidad es un pésimo negocio.
–Es cierto… Impide la explotación a gran escala, el trabajo en serie… Exige métodos casi artesanales…
–¡Por supuesto! El monocultivo eleva la renta. Y está también el tema de la aplicación de la tecnología. La mala aplicación va destruyendo la vida, al destruir la biodiversidad.
–Pero sigue siendo económicamente rentable.
–Ya empieza a quedar en evidencia que no es así, por los enormes gastos que exige la salud pública. Esto demuestra que el actual modelo no sirve.
–Usted es rector de la Universidad Andina de Ecuador. ¿Cómo juega la universidad en este contexto? No se forma igual a los profesionales en esquemas tan distintos.
–Claro que no. Pero el tema del modelo universitario es mucho más amplio. Queremos cambiar el concepto de riqueza académica. No todos los modelos de universidad son igualmente válidos en todas las circunstancias. Queremos una universidad abierta a la comunidad, que sea un proveedor de pensamiento crítico, no un proveedor de datos.
–Hay que repensar, entonces, nuestras universidades.
–Sí. No todos tenemos que parecernos o imitar a Harvard. Pero tampoco vale la actitud cerril de rechazar o negar todo lo que venga de Harvard, que es una institución maravillosa y muy valiosa. Nosotros propugnamos una metacrítica del poder capitalista, con la articulación de los “buenos saberes”.
–¡Qué lindo eso de adaptar las universidades a nuestras comunidades! Es un alivio que haya catedráticos para los cuales nuestra cultura sea valiosa.
–Es que yo rescato algo muy importante en nuestra América, que es el concepto de resiliencia en lo social y en la vida cultural.
–Tiene razón… Más de quinientos años después de ese genocidio que la cultura dominante llama Descubrimiento, las culturas indígenas en América.
– Y sus aportes tienen que ser integrados a nuestro corpus académico.
*Rector de la Universidad Andina Simón Bolívar. Teórico de la epidemiología crítica, impulsa una universidad que adopte los valores culturales de la sociedad a la que pertenece. Y rescata la resistencia cultural de los pueblos de América.

jueves, 3 de agosto de 2017

PRM SE PARA A LA DERECHA FRENTE A CRISIS VENEZOLANA

Por Gregorio Moya E.

El Partido Revolucionario Moderno, PRM, clon del PRD, da un bandazo a la derecha en el caso de la situación venezolana, al demandar del gobierno dominicano “desconocer los resultados de la elección en Venezuela de los miembros de una Asamblea Constituyente impulsada por el presidente Nicolás Maduro.”

El PRM no para mientes en temas como soberanía, autodeterminación de los pueblos y otros conceptos, categorías, principios y valores muy caros en la tradición libertaria, independentista, democrática y revolucionaria de América Latina. El PRM se suma al coro de la derecha internacional encabezada por Trump y en la que participan todos los gobiernos de derecha de este subcontinente, y macropoderes mundiales como la Unión Europea.

El PRM también se adhiere a la falsificación de la realidad venezolana al denunciar lo que ellos llaman “la repudiable violencia durante los comicios causó numerosas muertes, heridos y destrucción de propiedades, viciando íntegramente un proceso que ha recibido amplio rechazo de la comunidad internacional, por violar la constitución venezolana y principios democráticos universales”.
Los señores del PRM, reiteramos, clon del PRD, no aclara que la violencia la ha puesto en marcha la oposición procurando evitar el proceso constituyente. Será que el PRM en caso de que se produzca un cambio hacia la izquierda en República Dominicana, utilizaría los mismos métodos de los ADECOS, sus aliados, como las acciones terroristas, el mercenarismo y pedir la invasión norteamericana, además de todas las mentiras y manipulaciones que implementan por los medios de comunicación.
El PRM no se refirió a la consulta convocada por la oposición, con su carácter inconstitucional, que al final de la misma se da una cifra de votantes, si medios de verificación como son las actas y las papeletas de votación, las cuales en muchos lugares fueron quemadas por los mismos promotores de este fiasco, con lo que no queda ninguna evidencia de participación popular que pudiera ser presentada como un recurso vinculante. Ese mamotreto no lo denuncia el PRM

¿Qué busca el PRM con esta posición?

En primer lugar, el PRM se alinea  con el imperialismo en este caso, y procura con ello, lo cual no le es difícil, dada la naturaleza de la dirección de ese partido. A nivel interno, este puede ser el primer paso para reconformar las alianzas en el país. También, es una manera de mantener unido a un partido que está dividido en su dirección por las tradicionales y espurias luchas por candidaturas  y puestos.
El PRM buscar ganar espacios a nivel internacional y los parabienes del imperialismo, y a nivel nacional, ir reconfigurando sus alianzas, porque aun manteniendo un nivel de aceptación mayoritario, la Marcha Verde y su lucha por el fin de la impunidad toca a esa dirigencia, que es parte de la partidocracia corrupta. Y es que, aunque su dirigencia participa de la Marcha Verde, las consignas de rechazo total a la impunidad pone en una posición incómoda a la dirigencia del PRM en la que hay connotados ladrones del erario.

Frente a Venezuela hay maneras de posicionarse. Los que apoyan pura y simplemente la llamada revolución bolivariana, y los que desde la derecha y los intereses del imperialismo, se oponen de todas las maneras, formas y métodos al gobierno de Nicolás Maduro.  

También hay quienes reconociendo que el chavismo, y sobre todo la presidencia de Maduro no representa un gobierno revolucionario consecuente, estamos convencidos que el proyecto imperialista, por su carácter fascista es lo más peligroso que le puede pasar a Venezuela. Que la violencia y las muertes ocurridas en Venezuela las promueve la derecha de manera fundamental, incluso las celebras de manera cínica. En Venezuela hay dos proyectos de nación, uno claramente configurado, el de la derecha y la gran burguesía, que apela a la violencia y acciones de terror, y el proyecto de independencia, soberanía, justicia social que se desdibuja en un chavismo gobernante, burocratizado, que no ha enfrentado males fundamentales que arrastra del partidarismo tradicional como es la corrupción y el patrimonialismo. En Venezuela el gran déficit es la falta de una dirección revolucionaria.

Los revolucionarios y los sectores progresistas no consideramos que en Venezuela se haya producido una revolución ni nos orienta eso llamado socialismo del siglo XXI. En Venezuela hay un gobierno, electo democráticamente que se ha caracterizado por tener posiciones de independencia de los norteamericanos, que se ha propuesto una línea de acción antineoliberal, que ha sido solidario con las luchas de los pueblos, que promueve una alianza alternativa a los tratados de libre comercio y otros mecanismos de dominación de los norteamericanos. Un gobierno, sobre todo el de Chávez, que avanzó en  la soberanía de este país, y que utilizó las ganancias del petróleo para redistribuirla de forma más equitativa. Todo esto lo calla y oculta aviesamente el PRM.

En Venezuela no hay la tiranía de un gobierno tipo Colombia donde las fuerzas armadas asesinaban a campesinos solo para decir que estaban ganando la guerra. En Venezuela no se desaparecen de un plumazo 43 ciudadanos de manos del gobierno y el narcotráfico como ocurrió en México, uno de los países de mayor peligro para la prensa. No existe la tiranía de los corruptos que gobierna en la mayoría de nuestros países. En esos lugares no ve el PRM que el orden democrático haya recibido golpes.

Toda persona democrática, progresista y revolucionaria está llamada a defender en Venezuela:
  • Rechazar la intervención extranjera en Venezuela y el ingerencismo que promueve el PRM.
  • Defender la soberanía y la independencia de Venezuela, el principio de autodeterminación del pueblo venezolano.
  • Luchar contra la violencia política y toda forma de desconocer la libre participación del pueblo.
  • La solidaridad con el pueblo venezolano que padece la guerra económica de la derecha y la incapacidad del gobierno para salir de la situación de empobrecimiento que vive el pueblo.
  • Demandar del gobierno asegurar el acceso a alimentos, medicinas y productos de uso cotidiano a la población y definir una política de desarrollo que rompa con el rentismo petrolero.
  • La democracia participativa de los trabajadores, sectores populares no solo mediante la constituyente, sino mediante el fortalecimiento de la organización popular como poder paralelo y fundamento de relanzar una propuesta revolucionaria desde las comunas, parroquias y todo el entramando social-poblacional.-territorial de Venezuela.

martes, 25 de julio de 2017

Hospitales autogestionarios: barrera para los más pobres

Por Gregorio Moya E.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), en el Informe sobre la salud en el mundo 2010, estableció que “Los sistemas que exigen pagos directos en el momento en que las personas necesitan asistencia (incluyendo las cuotas de usuario y los pagos por medicamentos) impiden a millones de individuos acceder a los servicios y provocan dificultades económicas, incluso empobrecimiento, a otros tantos millones”.

El gobierno dominicano eliminó en la gestión 2012-2016 el pago de cuotas de recuperación en los hospitales públicos considerando que reducían el acceso a uso de los servicios de la población. No obstante, se mantiene el modelo de hospitales autogestionarios, los cuales se basan en que los hospitales son empresas que pueden generar sus fondos o una parte importante de ellos a partir de establecer sistemas de pago a los usuarios, mediante la evaluación económica previa.

Los hospitales autogestionarios son parte de la oferta de salud pública, construidos, equipados y con presupuesto público, pero con una gestión privatizadora, en la que estos compiten entre sí y con los hospitales públicos, en la lógica eufemística de los llamados cuasi mercados en salud, que en “relación con los prestadores públicos, buscan introducir competencia en el ámbito público mediante la separación de funciones” (Sojo, 2001). En nuestro país se estableció un sistema de universal y solidario como en Colombia, con competencia de mercado, lo cual es un contrasentido.

De manera que, la variable financiera pasa a jugar un papel fundamental en la gestión de los servicios hospitalarios. De ahí que, la preocupación por servicios de calidad en salud, eficacia de las atenciones va dejando un espacio mayor a los ingresos financieros. Por ello, estos centros de atención, prefieren atender a la población que puede pagar.

Los hospitales autogestionarios prefieren a los usuarios con seguros porque los mismos aseguran un retorno financiero, al igual que las personas que por sus ingresos pueden realizar pagos directos.
Y es que siempre los usuarios de los hospitales autogestionarios deben realizar pagos directos. Esta es una ley, que la gente pague como sea.

Es por ello que este modelo de hospitales autogestionarios constituye una barrera de acceso y uso de los servicios de atención en salud para los más pobres. La lucha por un sistema de salud eminentemente público se pone sobre el tapete, porque las promesas neoliberales de que el mercado como ordenador eficiente superaba lo público ha quedado evidenciado en sus incoherencias internas y en su desempeño y resultados, para utilizar conceptos muy caros para el propio enfoque neoliberal.


Porque como dice la OMS en su informe de 2010, a nivel mundial, estamos muy lejos de lograr la cobertura sanitaria universal. En República Dominicana esta es una verdad al canto, la cobertura es muy limitada e inequitativa, y el modelo de hospitales autogestionarios es un factor que profundiza la brecha de atención que sufre la población.