domingo, 10 de febrero de 2013

LUCECITA OTRO CASO DE LA VICTIMIZACION MULTIPLE QUE SUFREN LAS ADOLESCENTES


Por Gregorio Moya E.

Las niñas en República Dominicana son múltiple-mente victimas.

En sus hogares las niñas  son relegadas por la preferencia que tienen los padres y otros familiares por los niños. Las niñas y adolescentes son víctimas de violencia de ambos padres y de los hermanos. La violación sexual es más común que ocurra contra las niñas, con el silencio cómplice de sus madres con mucha frecuencia. Los trabajos del hogar y el cuidado de los demás miembros de la familia, son cargados a las niñas y adolescentes para que los progenitores busquen el sustento de la familia.

En las escuelas, los maestros y grupos de padres presionan para que las niñas embarazadas sean sacadas de las escuelas. El acoso sexual, que es más frecuente contra las niñas aumenta porque los profesores ya no ven a esas niñas como tales, sino que la revictimizan y aumentan el acoso.

En los centros de salud las niñas son “víctimas de burlas, degradación, discriminación y desinformación mientras daban a luz  en las maternidades del país” por el personal de salud, como arrojó un estudio realizado por Indira Barinas, una reputada medica investigadora del país.

En las comunidades las niñas embarazadas también son víctimas de degradación, burlas y discriminación. El acoso sexual aumenta porque los adultos tienen el criterio de que la perdida de la “virginidad” le da patente de corso para acosar a estas muchachas.

En las iglesias a las niñas las consideran proclives al pecado. En distintas denominaciones evangélicas le canonizan la forma de vestirse, de peinarse y arreglarse. Si una niña se embaraza se considera pecadora y sucia. La iglesia católica presionó para que en casos de violación se prohibiera la interrupción del embarazo para proteger la salud y la vida de las menores, dándole rango constitucional a esta legalización del asesinato de niñas que promovió la jerarquía católica con amenazas de pogromo contra los legisladores y ciudadanos que promovían el derecho a la vida de las mujeres.

Se pobre y ser niña es una condición para ser mas pobre dentro de los pobres

El de Lucecita es un caso donde podemos asegurar que en ella ha ocurrido la victimización extrema. Por ello estamos de acuerdo con lo planteado por las organizaciones de mujeres frente a este caso. Estamos de acuerdo en que es “extremadamente arbitrario que una mujer, y en este caso una menor de edad víctima de violación sexual, no tenga en nuestro país el derecho a decidir sobre su vida, su cuerpo y su sistema reproductivo. Resulta inhumano y cruel obligar a una niña de once años a llevar a término un embarazo”.

Feminicida es esta sociedad, sus leyes, sus iglesias, sus instituciones. Por eso, cuando opinantes, obispos, pastores, ministros, generales y otros tomadores de decisión se rasgan las vestiduras se comportan como dicen que dijo aquel hombre, como hipócritas, templos blanqueados y raza de víboras.

Ayer Esperancita, hoy Lucecita, son los nombres de una tragedia que sufren miles de niñas en una sociedad que hay que transformar.