viernes, 10 de diciembre de 2010

El gobierno planea aumentar presión de los impuestos sobre la población y desatiende reclamos de la población.

Por Gregorio Moya E

No soy economista, solo un ciudadano que le preocupa la marcha económica del país, sobretodo, la orientación económica que comporta el presupuesto anual de la nación, como herramienta de la política económica, que va a contribuir al desarrollo o no de la nación y el progreso del pueblo.

El 96.2% de los ingresos corrientes del gobierno se ha planificado sacarlo de los impuestos, y como el 71.7% de los impuestos son indirectos, sobre todo por consumo, significa que es el pueblo que cubrirá de manera esencial los gastos corrientes. Los expertos en política impositiva y los estudios realizados en el país establecen que son los trabajadores y la clase media los que cubren entre un 70 y un 80 por ciento de la carga impositiva. Para decirlo en el lenguaje de los economistas, la estructura impositiva del país es regresiva, es decir, que quienes pagan más impuestos son los que menos ganan.

De manera que, aumentar la presión de los tributos es aumentarla sobre quienes menos ganan, que son los que más pagan. Esa política de apretar la tuerca está llevando a la desesperación a los trabajadores, los comerciantes y los industriales que ven como el gobierno muestra una alta eficiencia en cobrar impuestos, y una gran ineptitud en devolverle a la población en servicios esos impuestos.

Y resulta chocante, que a quienes pagan los impuestos, quienes los administran, se hagan sordos al clamor de por lo menos atender al sector que estratégicamente puede hacer más reproductiva la inversión: la educación.

Es por ello qué, quienes pagamos los impuestos tenemos derecho a demandar en que se invierta, y no hay mejor inversión que la educación.

Podemos diferir pagos de la deuda externa, podemos hacer más lenta la construcción del metro, podemos y debemos recortar los fondos a Despacho de la Primera Dama, la Presidencia, el Congreso y otros elefantes blancos.

Lo que es perverso es seguir relegando la educación, permitir que sigan niños dispendiando sus potenciales es una iniquidad propio de partidos, funcionarios y dirigentes políticos que solo atienden a su espurios intereses.